Después de lo acontecido los días previos a la salida de la ronda gala, esta claro que el Tour la prueba más importante y que se impone a nombres, está por encima de todo eso. Cualquier otra carrera del calendario ciclista, ante un acontecimiento como lo ocurrido en Francia se hubiese venido abajo, y a buen seguro se hubiese planteado su comienzo o su continuidad y, desde luego, no hubiese tenido la repercusión a nivel aficionado o mediático que se suponia cuando las grandes figuras se disponian a tomar parte de dicha prueba. En el Tour no ha sucedido asi, es más, da la sensación de haber salido reforzado ante la operación puerto.
Es un palo muy duro para una competición que cuatro de los cinco o seis máximos favoritos para conseguir la victoria no puedan tomar parte de ella, pero el Tour está arraigado de tal manera en la sociedad francesa que es un auténtico placer ver las carreteras plagadas de aficionados para ver el paso de los corredores. Para estos aficionados no es fundamental (claro que les gustaria verlos), que compitan figuras como Ulrich, Basso, Vinokourov o Mancebo, o que no lo hagan como ha sido el caso de esta edición, ellos se vuelcan con la carrera en sí, con su Tour de Francia, independientemente de los corredores que lo disputen.
Es un palo muy duro para una competición que cuatro de los cinco o seis máximos favoritos para conseguir la victoria no puedan tomar parte de ella, pero el Tour está arraigado de tal manera en la sociedad francesa que es un auténtico placer ver las carreteras plagadas de aficionados para ver el paso de los corredores. Para estos aficionados no es fundamental (claro que les gustaria verlos), que compitan figuras como Ulrich, Basso, Vinokourov o Mancebo, o que no lo hagan como ha sido el caso de esta edición, ellos se vuelcan con la carrera en sí, con su Tour de Francia, independientemente de los corredores que lo disputen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario