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14 marzo 2007

El control de los equipos de esprinters

Estamos habituados a ver que en todas las carreras, cuando hay escapadas, y está participando en esa prueba uno de los reyes del esprint, cuando restan para la meta entre cuarenta o cincuenta kilómetros, uno, o varios de esos equipos de los llegadores copan toda la cabeza del pelotón y cual locomotora ponen al pelotón en fila de a uno en pos de conseguir capturar a los corredores que van escapados.

Es habitual que lo consigan. Lo suelen tener controlado. Parecen máquinas perfectas de restar minutos a la escapada para llegar a los siete u ocho kilómetros finales con el pelotón compacto y que puedan preparar la llegada a su corredor. Lo hemos visto infinidad de veces, el Fassa Bortolo, antaño, o ahora el Milram para Petacchi, la buena época de Eric Zabel, con todo el Telekom, con esos kilómetros espectaculares del propio Jan Ulrich, o ahora con el Quick Step de Tom Boonen.

Pero hay veces que a esa maquinaria tan bien engrasada se le va un poco la olla y calcula mal el tiempo para capturar la fuga, o hay tan mala organización en la caza que el posible esprint se va al garete. Eso justo le ocurrió ayer a Lampre y a Quick Step en la París Niza, entre la poca organización que había y fiado de que cogerían a los escapados se le venia la meta encima. Es cierto que consiguieron capturar, pero a setecientos metros de meta, y en esas circunstancias, con el desgaste que habían hecho, ya no había ningún tipo de control para la llegada, ni fuerzas, de lo que se aprovecha siempre algún corredor más "vivillo", en el caso de ayer Pellizotti, que además se puso líder.

Hoy es día 14 de marzo de 2007. Día 5 desde que archivaron la operación puerto y hoy aun no ha dimitido Lissavetzky.

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